¡Difícil votar por alguien cuyo primer acto de gobierno es, precisamente, un acto de corrupción!
Corrupción no es sólo robar. También lo es eludir la ley; evitar cumplirla sin que se considere delito; burlarse de ella sin que lo puedan castigar por ello.
Es lo que hacen quienes se amparan en la recolección de firmas para avalar sus candidaturas y después se inscriben con el aval de un partido o coaligados con uno ellos.
El mecanismo especial de recolección de firmas (Artículo 108, CN - Artículo 9, Ley 130 de 1994) fue creado para aquellos ciudadanos, o grupo de ellos, que no se ven representados por ningún partido, de tal manera que sea un sector del pueblo (20% del cociente electoral) quien les de su aval. Está dirigido a las ciudadanías libres; a quienes pueden llamarse, de igual manera, independientes o disidentes.
Este hermoso mecanismo de independencia y libertad lo han tomado los denominados “hábiles” para salir a recoger firmas que nunca entregan y terminan inscribiéndose por un partido con personería jurídica, luego de posicionar su nombre a través de la publicidad anticipada, eludiendo la norma.
O si las entregan lo hacen a sabiendas de que están mal diligenciadas y por ello se inscriben coavalados por uno de esos partidos de los cuales despotrican y dicen no representar para engañar a la registraduría, al Consejo Nacional Electoral, a la sociedad… al Estado en general.
Corrupción pura y rampante, utilizando al pueblo como instrumento para hacer publicidad anticipada. ¡Corruptos es que son!
Si la inscripción de su candidatura es un acto de corrupción, ¿cómo será su gestión de gobierno?
Las abuelas decían que por el desayuno se conoce el almuerzo… ¡Corruptos es que son!